La artesanía es la más noble expresión del vestir y resulta difícil explicar en pocas líneas todo el saber y trabajo que exige realizarla al mejor nivel.
Quizás sean suficientes dos datos: para formar un buen oficial de sastre son necesarios ocho años de entrenamiento, y para confeccionar artesanalmente un traje se requieren 60 horas de trabajo
Son multiples las diferencias entre un traje a medida hecho a mano y otros sistemas muy dignos como el «Prêt-à-Porter» o la «Medida Industrial»: en primer lugar, se puede escoger entre miles de distintas muestras o tejidos. Después el Maestro Sastre podrá aconsejarle y diseñar la línea y volúmenes que mejor convengan a su anatomía.
En una primera prueba, se adapta la americana exactamente a su cuerpo, prestando especial atención en que la prenda quede soportoda en sus «hendiduras o valles morfológicos», lo que proporciona un encaje perfecto que se traducirá en una gran comodidad, sin desajustes en los movimientos. Al ponerse la chaqueta, se siente una gran ligereza con una agradable sensación de acoplamiento en los hombros.
Desde un punto de vista técnico, se trabajan de una manera especial los volúmenes de pecho, hombros, mangas, entallado y caída de delanteros, que junto a un excelente corte individualizado, confiere a las prendas un estilo muy atractivo, exclusivo y a la vez cómodo, dando la sensación en los movimientos de «prendas vivas» y denominado «Pellizco» o «Duende».
También conviene destacar el aspecto psicológico de estas prendas que confiere a quien las lleva unas sensaciones muy agradables de seguridad, distinción y naturalidad. Por último las prendas cosidas a mano, en vez de deformarse con el uso, se adaptan progresivamente al cuerpo y duran sensiblemente más tiempo.